En los países de América, África y Europa, la mayoría de su población desconoce por completo estos alimentos extraordinarios, llamados también vegetales del mar. A pesar de estar rodeados por dos océanos su uso culinario en toda América es, en la práctica, inexistente.

En Oriente, en cambio, desde tiempos inmemoriales han consumido las algas marinas y de hecho se han encontrado evidencias de su uso en entierros japoneses de más de diez mil años de antigüedad.
Hace más de dos mil años se enviaban algas desde la región de Corea a la corte imperial china, donde eran muy apreciadas. En algunas regiones de Australia los aborígenes solían consumir diversas clases de algas y aún los nativos de Norteamérica incluían en su dieta regular alaria, laver o kelp.
También en la vieja Europa, celtas y vikingos mascaban alga dulse, los romanos utilizaban el alga nori (laver) y los británicos la laverbread, que todavía se consigue en algunos mercados del sur de Gales.
Las algas se usan en varios países orientales en platos que van desde ensaladas y sopas hasta el cada vez más difundido sushi. Sin discusión, los japoneses tienen el mayor uso de las algas marinas y a ellas se les atribuyen, en gran medida, su longevidad y su estado excepcional de salud en las áreas donde la población las consume masivamente.

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