El inicio de un nuevo año es siempre un momento de reflexiones y propósitos renovados, tal vez sea este el momento de revisar nuestros hábitos en cuanto a salud se refiere.

Vivimos en un mundo veloz,  donde las pausas son cada vez más escasas, donde cada momento parece rellenarse con algún estimulo exterior, ya sea el computador, el telefono móvil, el televisor, la radio o cualquier otro artilugio tecnológico que nos distrae de nuestro ser interior. Como si tuviéramos miedo a conversar con nuestro propio yo.

En ese mundo basado en lo externo parecemos olvidar que tenemos un cuerpo que requiere cuidados para generar salud y pensamos que podemos hacer con el lo que nos plazca, abusar de su paciencia día tras día, como si estuviéramos exentos de la obligación de cuidarlo.

Muchas personas mueren, sin jamás haberse detenido a pensar en lo que pueden hacer para cuidarlo, para generar salud y bienestar real. Es como si pensaran que es imposible que les suceda algo malo, como si la enfermedad fuera ajena y lejana. No obstante, la triste realidad es que, en el mundo de hoy,  la posibilidad de contraer una enfermedad degenerativa es ya cercana al 90 por ciento y  que los umbrales de edad para que estas patologías se desarrollen  son cada vez menores. La posibilidad de morir por causa de una enfermedad degenerativa no contagiosa es del 68 % cifra que crece sin parar.

La posibilidad de un cáncer ya ronda el 40 %, la de enfermedades cardiovasculares  supera el 50 %, la diabetes un 10 % , la demencia en algunos países ya se sitúa cerca de un 20 % y todas estas al igual que otras enfermedades degenerativas como las que atacan el sistema respiratorio, la insuficiencia renal, la hipertensión y el creciente numero de patologías auto-inmunes como el lupus, la artritis, la artrosis y demás van lastimosamente en permanente ascenso.

Si antes las personas morían por enfermedades infecciosas hoy en día se muere por causas degerativas de forma altamente mayoritaria. Degenerativas significa justamente eso, el cuerpo se va degenerando hasta destruirse y dejar de funcionar. No por un desgaste normal sino con un deterioro prematuro absurdo. Vemos cada vez más cáncer en niños, obesidad rampante, diabetes tipo 2 en niños, accidentes cerebro-vasculares, lupus, daño renal, infartos y muchas otras nuevas patologías que se han vuelto pandémicas.

A pesar de esta evidencia abrumadora de las estadísticas y de que vivimos de cerca la enfermedad y muerte prematura de amigos y familiares de manera continua, muchas personas viven como si este grave problema nunca les va a tocar su puerta, se vive en continua negación de la posibilidad de enfermar, mirando hacia otro lado como si una vacuna celestial los protegiera de todos los males. 

Es posible que tal vacuna cubra a unas pocas personas pero la validez de la estadística es indiscutible, tenemos solo un 10 por ciento de posibilidades de que no ocurra una grave enfermedad degenerativa en nuestra vida si continuamos con el estilo de vida vigente en el mundo occidental.

Poner por encima de cualquier consideración nuestra salud debería ser algo tan obvio que todo el mundo actuará en consecuencia, no obstante, lo que vivimos y vemos cada día son hábitos que generan enfermedad y muerte prematura.

En este blog hemos venido ofreciendo valiosa información acerca de cómo llevar un estilo de vida saludable. Una alimentación verdaderamente sana, la incorporación del ejercicio diario, el manejo de las emociones y la actividad social positiva son pilares sobre los cuales se construye la salud.

Ninguna de ellas por separado es garantía absoluta de vitalidad y longevidad, no obstante, el peso del factor nutricional es de relevancia superlativa. Sin una alimentación correcta, es en la practica imposible lograr salud.

Para este año nuevo, incorporar nuevos hábitos saludables será el mejor regalo que podemos hacernos nosotros mismos y a nuestros seres queridos, quienes por serlo tendrán que vivir con nosotros en la vitalidad o en la enfermedad crónica. La decision de tener salud, por tanto, no solo impacta nuestro propio cuerpo sino la salud de las personas que nos rodean. 

A manera de objetivo alcanzable sugiero iniciar con lo siguientes pasos:

1. REDUCIR O ELIMINAR 

• Azúcar en todas sus formas, en particular las bebidas gaseosas, los jugos azucarados inclusive el exceso de frutas con alto contenido de azúcar.
• Derivados lácteos
• Harinas y cereales de todo tipo, en especial todos los que contienen gluten
• Carnes animales

 

2. AUMENTAR

• Beber agua pura durante el día y en especial al levantarse
• Desayuno verde, iniciar el día con jugos verdes, ensaladas o verduras.
• Poblar todas las comidas con verduras, que ellas sean las protagonistas siempre.
• Incorporar grasas buenas como aguacate, semillas  y nueces crudas de todo tipo.

 

Incorporar estos hábitos saludables en unión de ejercicio  físico diario y alguna técnica de manejo emocional, como la meditación, el yoga, la oración, la relajación y una vida social saludable, generarán un cambio en su vitalidad y en la salud del cuerpo de una manera tal que no habrá marcha atrás. 

Como todas las cosas buenas en la vida, esto no llega gratis, no se compra la lotería, solo se construye con un objetivo claro y con acción determinada. Saber hacia dónde camino y ejecutar el camino trazado con determinación.

 

La buena noticia es que todo ello depende solo de usted. No necesitamos suerte, ni ayuda externa. Cada uno de nosotros decide el camino a seguir y determina si le interesa vivir con energía vital durante muchos años o si prefiere el letargo y la enfermedad crónica. Así de crudo como suena, es la patente verdad. No hay premios ni seguros para la salud, solo nosotros la construimos con una decision firme y una acción consecuente.

Vamos a iniciar el año mirando de frente a la realidad sin pensar que esto no nos puede suceder. Sin alarmismos pero con los pies en la tierra. Vivimos en un mundo que nos pone toda la abundancia para enfermar, optar por el camino de la salud es su decision.  Solo usted puede hacer el cambio. No lo dejemos para cuando el cambio sea ya una opción inútil porque  el daño de la enfermedad degenerativa esta hecho y sea ya irreparable.