¿ Existe una relación entre nuestra capacidad de conectarnos con nuestro ser interior y el alimento que tomamos ?

La respuesta es un contundente sí. A través de los tiempos las grandes corrientes espirituales han relacionado directamente la influencia de nuestra alimentación con nuestra capacidad para calmar la mente y entrar en estados profundos de meditación.

La dieta influencia nuestro estado mental y, a su vez, nuestro estado mental ejerce influencia sobre la dieta. Es un fenómeno bidireccional en el cual, tanto lo que comemos tiene repercusiones en el estado mental como nuestro propio estado mental afecta las decisiones que tomamos en materia de alimentación.

Desde las tradiciones del Yoga, enfatizadas en el Chandogya Upanishad se ha transmitido el mensaje de que “la mente esta hecha de comida”. Enseñando que la comida esta dividida en tres  partes: una parte bruta que se vuelve excrementos, una parte media que se convierte en carne o cuerpo y la otra en esencia  sutil de la cual se forma la mente.

Ramana Maharshi uno de los más famosos Sabios de la India, al ser cuestionado sobre el paso más importante que podríamos dar en el camino hacia la meditación respondía sin vacilaciones : llevar una dieta vegetariana pura.

En el libro sagrado del Mahabharata se enfatiza también no consumir carnes animales.

En la tradición del Ayurveda se habla de la conexión entre nuestro cuerpo, nuestra mente ( cuerpo sutil ) y nuestra alma ( Atma), contemplando con claridad la importancia de la alimentación en todos estos aspectos del ser humano.

En tiempos más recientes Séneca aprendiendo de Pitágoras emprendió una dieta vegetariana, tras lo cual dijo : “mi mente se ha vuelto mas alerta e iluminada”

Sathya Sai Baba, en este siglo nos enseñaba más allá sobre la necesidad de llevar una dieta Sátvica consistente, de forma mayoritaria, en alimentos ecológicos en su estado natural, sin cocción, siendo la dieta Sátvica mucho más que simplemente la comida que tomamos, incluye el aire que respiramos, las cosas que vemos a través de nuestros ojos, los sonidos que escuchamos y los objetos que tocamos.

Todos estos factores juegan un papel relevante en el estado de nuestro cuerpo físico, de nuestras emociones y de nuestro estado mental.

Todos hemos experimentado la plenitud de estar en una hermoso paraje natural viendo un atardecer o escuchando en silencio el discurrir de un rio o del mar en la playa y también el grave impacto negativo en nuestro ser al estar en medio de una pelea, o ver imágenes de torturas o asesinatos. Es claro que la música que decidimos escuchar, las imágenes que vemos, el ambiente en el que vivimos nos afecta de manera profunda nuestra capacidad de vibrar y conectarnos con nuestro ser.

La buena noticia es que en este “alimento” tenemos gran capacidad de escoger. Decidir estar acompañados por música que inspire la paz y la armonía, valorar y apreciar el silencio como herramienta primordial de conexión. Decidir ver imágenes positivas que nos aporten y no televisión chatarra. Cuidar la gente con la que nos rodeamos. Como dice la sabia canción Desiderata: “esquiva a las personas ruidosas y agresivas ya que son un fastidio para el espíritu”. Muchos de estos factores dependen de manera casi exclusiva de nuestras decisiones de vida, así que cada uno de nosotros es el arquitecto y el constructor de ese camino.

En cuanto al alimento físico se refiere, una dieta ideal orientada hacia el crecimiento de la consciencia y la conexión interna debería llevar predominantemente alimentos intégrales puros ( sin aditivos, ni pesticidas químicos) de forma mayoritaria crudos.

En particular: frutas, nueces , brotes o germinados, semillas, vegetales y granos cultivados de forma natural ( ecológicos ), todo ello, en lo posible, mayoritariamente crudo. La participación ideal crudo vs. cocido debería ser un 80-20 y en cualquier caso siempre mayor al 50 % de los alimentos en su estado natural sin cocción para evitar que el cuerpo se sienta agredido por agentes extraños y su sistema inmune genere Leucocitosis.

Es fundamental también la ingesta de bebidas puras y en este aspecto el agua mineral natural es la base de una alimentación que busca el camino de la consciencia.

La dieta Sátvica promueve el ejercicio físico,  evita la comida chatarra, la comida excesivamente salada o picante, las frituras, el horno micro ondas, las comidas irradiadas o cocidas en exceso, la harina refinada, en particular la de trigo transgénico, el azúcar, la carne de animales, peces, huevos y lácteos. De igual forma controlar la bebidas con cafeína, las bebidas alcohólicas, zumos industriales y en algunos casos la cebolla y el ajo por su carácter rajástico.

Recordar que esa energía sutil de los alimentos se traslada a nuestra mente y por ello el sufrimiento de tantos animales que viven una existencia de crueldad absoluta y que luego son sacrificados para consumo humano, termina siendo parte de quien los consume.

Trasladando el ámbito del tiempo al presente, es importante saber que la ciencia de hoy dispone de amplia información que soporta con certeza la conexión existente entre nuestro sistema digestivo y el cerebro y el corazón. El llamado segundo cerebro o sistema nervioso entérico, es una prueba más de las conexiones existentes entre nuestro sistema digestivo y otros órganos del cuerpo. Hoy ya se experimenta con los llamados sicobióticos que son en esencia una mezcla de probióticos con bacterias saludables que mejoran nuestra salud mental.

Al fin y al cabo, todo en nosotros está conectado, a pesar de que buena parte de la ciencia médica actual de orientación “reduccionista” pretenda su segmentación y trabaje sobre zonas “aisladas” del cuerpo, seguimos siendo un ser integral en donde toda célula tiene una interacción con las demás.  Somos el ovulo fecundado de nuestras madres, recordar que es de esa microscópica unión de donde crece todo lo que un adulto llega a ser. 

Sería posible contar aquí muchas más notas sobre la relación entre nuestro alimento y la consciencia pero confío que con esta limitada visión, el lector tenga elementos para comprender, al menos en una primera instancia, una realidad tan compleja.

En fin, el secreto hacia un camino positivo en la meditación y hacia la conexión con nuestro ser interior y por ende con todos los seres vivientes, parte de una dieta saludable, como se ha descrito en el libro “el poder del alimento”, en “el poder del alimento. cocina vital”  y a través de este blog.

Es la alimentación la constituyente primaria del camino hacia la paz interior pero no debemos olvidar que ella es solo un aspecto entre todos los demás mencionados arriba que forman parte importante de nuestro estilo de vida saludable.

Una vez más quisiéra promover la auto experiencia como prueba de que todo lo anterior es válido y por ello extiendo una invitación a experimentar con el cambio de dieta, revisando lo que entra por nuestros ojos, lo que vemos, lo que leemos, los sonidos que escuchamos, la valoración del silencio, las personas con quienes nos rodeamos, el ejercicio físico, la comunión con el medio ambiente, la gratitud constante y todo lo que está en nuestras manos para llegar a un estilo de vida que propicie ese maravilloso encuentro con lo que verdaderamente somos:

Aquello que estando tan cerca, muy frecuentemente,  esta tan lejos.