En los países de América, África y Europa, la mayoría de su población desconoce por completo estos alimentos extraordinarios, llamados también vegetales del mar. A pesar de estar rodeados por dos océanos su uso culinario en toda América es, en la práctica, inexistente.
En Oriente, en cambio, desde tiempos inmemoriales han consumido las algas marinas y de hecho se han encontrado evidencias de su uso en entierros japoneses de más de diez mil años de antigüedad.
Hace más de dos mil años se enviaban algas desde la región de Corea a la corte imperial china, donde eran muy apreciadas. En algunas regiones de Australia los aborígenes solían consumir diversas clases de algas y aún los nativos de Norteamérica incluían en su dieta regular alaria, laver o kelp.
También en la vieja Europa, celtas y vikingos mascaban alga dulse, los romanos utilizaban el alga nori (laver) y los británicos la laverbread, que todavía se consigue en algunos mercados del sur de Gales.
Las algas se usan en varios países orientales en platos que van desde ensaladas y sopas hasta el cada vez más difundido sushi. Sin discusión, los japoneses tienen el mayor uso de las algas marinas y a ellas se les atribuyen, en gran medida, su longevidad y su estado excepcional de salud en las áreas donde la población las consume masivamente.
Millones de años de erosión de las montañas han trasladado al mar, a través de los ríos, una enorme variedad de minerales necesarios para la vida. Los vegetales marinos contienen entre diez y veinte veces más minerales que los terrestres, son una fuente extraordinaria de calcio, potasio, hierro, yodo y magnesio.
Las algas hijiki, arame y wakame contienen cada una más de diez veces la cantidad de calcio que la leche, la lechuga de mar contiene veinticinco veces más hierro que la carne de res y el alga hijiki ocho veces más hierro que la carne. Las algas kelp y kombu pueden tener entre cien y quinientas veces más yodo que los crustáceos y entre seiscientas y tres mil veces más que otros peces del mar.
Las verduras del mar son ricas en vitaminas A, B, C, D, E, K y en vitamina B12, aun cuando esta última es muy controversial ya que no hay estudios suficientes para saber si en verdad puede ser absorbida por los humanos. Las algas contienen niveles de proteína superiores, carbohidratos complejos, enzimas, carotenos y gran cantidad de clorofila. Curiosamente se ha encontrado que la composición mineral de los vegetales marinos es muy similar a la de la sangre humana, lo que los convierte en un gran alimento para fortalecer la sangre.
Las algas tienen también propiedades coadyuvantes en la disolución de grasas y mucosidades depositadas en el cuerpo como consecuencia del consumo de animales y productos lácteos.
Por desgracia, como se ha dicho, los mares están muy contaminados con metales pesados tóxicos y por tanto, en mayor o menor medida, también lo están la mayoría de las especies que lo habitan, pero las algas marinas son una increíble excepción. Casi ninguna de sus especies absorbe estos metales y, antes por el contrario, son excelentes para desintoxicar el cuerpo cuando está contaminado por metales como el mercurio, o por la radiación.
Los vegetales del mar contienen ácido algínico, una sustancia pegajosa que sujeta las células de forma muy compacta y por esto pueden vivir en ambientes con alta circulación de agua.Varios estudios, entre ellos uno reciente de la famosa universidad de Mongil, en Montreal, demuestran cómo el ácido algínico tiene la capacidad de arrastrar y eliminar toxinas.
Las propiedades de las algas marinas son innumerables pero vale la pena mencionar algunas de las más relevantes: son de naturaleza térmica enfriadora, ablandan las masas del cuerpo endurecidas, desintoxican, humedecen, son diuréticas, eliminan los residuos de radiación, actúan como limpiadoras linfáticas, alcalinizan la sangre, desatascan el hígado, son maravillosas para la glándula tiroides, son muy útiles en los programas de rebaja de peso y estupendas para bajar el colesterol y el nivel de grasas en la sangre.
Contienen geles mucílagos como la algina, carragenano y agar, que rejuvenecen los pulmones y el tracto intestinal. Se utilizan también para tratar inflamaciones y edemas de todo tipo, son útiles en el tratamiento de tumores cancerosos y fibroides. Antiguos textos de medicina china afirman que no hay inflamación que se le resista a las algas.
Recordemos que nuestra sangre contiene todos los más de cien minerales y oligoelementos que existen en el océano. Las algas marinas contienen estos minerales en la forma más asimilable para nuestro cuerpo porque están integrados en el tejido de la planta y por ello son nutricionalmente superiores.
Existe una extensa variedad de algas marinas que van desde las microalgas hasta algas gigantescas como puede ser una formación de algas kombu. Sus colores se relacionan con la profundidad a la que crecen y el consecuente impacto del sol que
reciben. Las rojas como el alga dulse crecen en aguas profundas, las marrones en aguas intermedias y las verdes en las menos profundas.
La mejor manera de consumir algas es ingerirlas con regularidad como parte de los ingredientes en las comidas. La dosis diaria recomendada es de unos cinco a quince gramos de peso en estado seco (antes de remojar).
La preparación de las algas para su consumo es muy sencilla y en algunos casos basta con remojarlas unos pocos minutos y en algunos otros es necesario cocerlas, lo cual se puede hacer junto con otros alimentos como sopas o legumbres, si bien sus posibilidades culinarias son incontables.
Dado que las algas se comercializan en estado seco requieren de un remojo previo y adecuado pues de no hacerse, o de hacerse muy largo, quedarán muy duras o se desintegrarán. Con el tiempo adecuado de remojo y cocción se logra una textura y presentación ideales.
En este blog presentamos varias recetas que incluyen algas y en el libro «el poder del alimento» se explica como utilizar cada una de las algas en la cocina de manera sencilla.
En algunas ciudades es dificil conseguir algas marinas para consumo pero bien vale la pena hacer el esfuerzo de buscarlas e incorporarlas a la dieta diaria.
Son en verdad un superalimento.