Una de las grandes desconocidas en materia de alimentación se encuentran entre los elementos más relevantes para nuestra salud. Las enzimas son absolutamente vitales no solo para los procesos digestivos con los cuales se les asocia de forma usual sino para multitud de procesos fisiológicos en nuestro cuerpo.
Cada enzima contiene una secuencia de proteínas específica que determina su actividad en nuestro cuerpo. Hay cerca de tres mil enzimas identificadas hasta hoy pero se cree que puede haber mas de cincuenta mil.
Las enzimas son catalizadoras o facilitadoras en estos procesos en los cuales no participan directamente pero que sin su ayuda no serian viables.
Ellas se encargan primordialmente de acelerar las reacciones celulares en una proporción media de un millón de veces a uno, es claro que sin ellas nuestras reacciones celulares no podrían mantenerse y la vida cesaría.
La absorción de oxigeno, la producción de energía, la eliminación de desechos tóxicos, la incorporación de nutrientes a nivel celular, la regulación hormonal y algunos procesos del sistema inmune, son entre otros algunos de las funciones de nuestro cuerpo que requieren de la participación de las enzimas. Por ejemplo, la enzima sacarasa transforma la sucrosa del azúcar en fructosa y glucosa.
Las enzimas requieren a su vez la ayuda de vitaminas y minerales, llamados cofactores.
Las enzimas son antioxidantes que ayudan a convertir los radicales libres en moléculas inertes evitando el daño celular. Antioxidantes con partes enzimáticas y no enzimáticas son los responsables de contrarrestar la formación de los peligrosos radicales libres generadores de la oxidación celular a la que se atribuyen toda clase de enfermedades como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades inflamatorias, cataratas y otras. Es por esto, entre otras cosas, que las enzimas desempeñan un papel vital para nuestra salud.
El Dr. Howell renombrado investigador en el campo enzimático sostiene que los seres humanos nacemos con una cantidad limitada de enzimas y que cuando estas se agotan la vida termina. Por esta razón preservarlas es uno de los mayores aportes a nuestra salud y vitalidad. Es aquí donde la alimentación juega un papel primordial.
Las enzimas se pueden clasificar en tres grupos: las metabólicas que participan en los procesos intracelulares, las digestivas que son extracelulares y las que nos aporta el alimento. Son estas últimas las que mejor podemos controlar pues dependen al cien por ciento de lo que nos alimentemos.
Dado que las enzimas son muy sensibles al calor, en la medida en que tomemos frutas y verduras crudas, estaremos aportando al cuerpo valiosas enzimas que lo hacen florecer. Las enzimas que aportamos por esta vía se usan no solo para procesos digestivos sino para los procesos metabólicos mencionados.
Las cadenas de aminoácidos están formadas por una estructura bastante frágil y cuando algún factor daña dicha estructura la enzima es incapaz de hacer su función. Cuando se calienta la comida por encima de 42 grados centígrados la mayor parte de las enzimas queda inhabilitada para hacer su trabajo.
Por lo anterior es en realidad fundamental para una salud óptima y para la longevidad acrecentar nuestra cuenta enzimática mediante el consumo permanente de vegetales y frutas en estado crudo, solo así garantizamos que las preciadas enzimas que la naturaleza nos ofrece puedan llegar a nuestro cuerpo de forma intacta.
Valga recordar que nuestro sistema inmunológico depende de nuestra salud intestinal y que para que el sistema digestivo esté en buen estado requiere un aporte enzimático óptimo. Muchas personas que sufren de problemas recurrentes por un sistema inmune pobre pueden buscar su causa en la salud de su sistema digestivo.
A partir de los veinte años de edad nuestra producción enzimática empieza a decrecer, se estima que en un periodo de diez años podemos haber perdido un trece por ciento de enzimas. Lo grave es que cuando el cuerpo tiene que utilizar todas sus enzimas para procesos digestivos entonces se agota la disponibilidad para generar enzimas metabólicas. Por supuesto dado que estas últimas son responsables de muchos de los procesos intracelulares, sin ellas los problemas de salud inician.
Podría escribir largamente sobre la función de las enzimas metabólicas en la salud pero baste recordar que sin ellas no hay posibilidad de vida para las células.
Es claro que si la única forma de preservar las enzimas metabólicas es conservar nuestras enzimas digestivas y dado que la forma de no malgastar las que nuestro cuerpo produce es entregarle por medio de la alimentación todas las enzimas posibles, que debemos hacer todo lo posible por alimentarnos con una alta proporción de vegetales y frutas crudas.
Además de alimentarnos con comida cruda podemos ayudar a preservar las enzimas de otras formas: la primera es bajar el número de calorías consumidas, recordemos que una persona promedio gasta el 80 % de su energía en procesos digestivos. Es lógico que si disminuimos el consumo de alimentos, el gasto energético y metabólico del cuerpo ser reducirá preservando las valiosas enzimas.
Otra manera de conservar las enzimas es la correcta masticación. Al masticar larga y extensamente los alimentos las enzimas en la saliva hacen mejor su trabajo de digestión quitando así trabajo al resto de enzimas digestivas que se pueden conservar así para procesos metabólicos. Cuando comemos chicles estamos sencillamente desperdiciando una gran cantidad de enzimas, por tanto siempre debe evitarse.
Por último es importante mencionar que dentro del reino vegetal hay ciertos alimentos que contienen un mayor número de enzimas para poder potenciar su consumo.
Los germinados o brotes son la mejor fuente de enzimas disponible, semillas y legumbres germinadas nos ofrecen un inmenso aporte de enzimas, además de otra gran cantidad de fitonutrientes, por eso siempre se habla de los germinados como los mayores aportantes de vida. Ver nuestro post: http://bit.ly/2bvnGsm
Otros alimentos ricos en enzimas son la papaya, la piña, el mango, los kiwis, el aguacate y las uvas.
Los productos de las abejas como la miel y el polen nos aportan una enorme cantidad de enzimas, algunas de ellas de la propia saliva de las abejas.
Los aceites de primera presión en frío de oliva y coco son igualmente ricos en enzimas siempre que, al igual que los demás mencionados, se tomen crudos.
Las carnes crudas y la leche en su estado crudo, lo cual es casi inexistente en la alimentación industrial moderna, contienen también buena cantidad de enzimas digestivas, pero no merece la pena hacerlas objetivo cuando tenemos tantos productos del reino vegetal ricos en enzimas sin los muy dañinos efectos de las carnes y los lácteos para nuestra salud, la de los animales y la del planeta.
Recordar aquí que todos los alimentos que hayan sido pasteurizados carecen de enzimas, por tanto todos los jugos o zumos industriales, así como los productos lácteos sometidos a pasteurización están desprovistos de enzimas.
Otra forma de incorporar enzimas es a través de suplementos, aclarar que si se toman con las comidas se utilizarán para procesos digestivos y que si se toman con el estomago vacío pueden ser usadas para procesos metabólicos.
Recientemente se ha encontrado cada vez mas evidencia de que si es posible suplementar para ayudar en los procesos intracelulares lo cual es una excelente noticia, para ello se deben tomar con el estomago vacío.
Enzimas como la bromelaína, papaina, pancreatina, proteasa, pepsina, triptina, amilasa y lipasa, tienen cada una un diferente propósito. Cuando busque un suplemento asegúrese de que contenga varias fuentes de enzimas, que sean de fuente en realidad natural, sin agentes químicos o aditivos, que su potencia esté comprobada y preferiblemente escrita en su etiqueta no en cantidad de enzimas sino en su potencia.
En cualquier caso reiterar que la mejor forma de garantizar un correcto aporte enzimático es a través de alimentos vegetales crudos, dando prioridad a los germinados. Es la forma natural y mas barata de mantener el nivel requerido de enzimas. Recordemos que deben ser de fuente ecológica siempre que nos sea posible.