Los alimentos orgánicos también llamados ecológicos hacen referencia a aquellos que han sido cultivados de acuerdo con las leyes naturales sin utilizar productos sintéticos.
El termino se acuño cerca en el año 1940 cuando aparecieron los primeros productos sintéticos elaborados por la industria química para irrigar cultivos.
No obstante, solo hasta el año 2002 se reglamento en los en los Estados Unidos el uso de la marca «USDA Organic» para los alimentos.
La certificación en este país tiene como requisitos:
1. Los productos no hayan sido irradiados
2. No hayan sido genéticamente modificados (no GMO)
3. No hayan sido regados con aguas residuales
4. los productos hayan sido regados solo con sustancias aprobadas
5. Los animales no pueden haber sido inyectados con antibióticos.
En Europa el sello de orgánico va un poco mas allá y requiere:
1. La producción respete la naturaleza
2. Los alimentos sean producidos de una manera sostenible con el medio ambiente.
3. Los operadores agropecuarios sean controlados una vez al año.
4. Los animales deben estar pastando libremente en espacios abiertos y mantenidos en condiciones de bienestar.
5. No se permite el uso de semillas o de organismos genéticamente modificados.
6. Hay limitaciones estrictas sobre el uso de aditivos y ayudas para el cultivo que pueden utilizarse.
7. Existen también limitaciones sobre el uso de pesticidas químicos, fertilizantes y antibióticos.
8. La mayor parte de los insumos para la producción vienen de las mismas fincas o de recursos locales.
En muchos países esto aún no se ha reglamentado por parte de los gobiernos cuales son los requisitos para que un producto pueda tener el sello de «orgánico», no obstante esta buena práctica se viene popularizando y poco a poco todos los países terminarán llevándola a cabo como forma para garantizar la veracidad sobre la denominación orgánico.
La agricultura orgánica nos garantiza que los productos están libres de pesticidas, herbicidas, funguicidas y otros malignos productos de la industria química y también nos garantiza que los animales no son tratados con antibióticos que luego terminan en el cuerpo del comensal. De igual o mayor relevancia nos asegura que las semillas que se usan para crecer el alimento o los animales que consumimos no han sido manipulados genéticamente.
De esta forma aseguramos que no son productos derivados de la industria química y que no contienen sustancias sintéticas que luego pasan a nuestros cuerpos llevando su carga tóxica, generando enfermedad y deteriorando nuestra calidad de vida.
En solo los Estados Unidos se vierten cada año 60 billones de toneladas de pesticidas en la agricultura. ¿Sabia usted que el 13 % de los niños que están naciendo tienen defectos de nacimiento ? defectos que se relacionan cada vez más con el uso extensivo de estos químicos en la alimentación humana.
Las proyecciones indican que el 41 % de los nacidos en Estados Unidos contraerán cáncer durante el transcurso de sus vidas cuando en el año 1950 solo un 2 % tenía la probabilidad de contraer la enfermedad.
Dentro de otros factores como la contaminación electromagnética, la toxicidad ambiental y el estilo de vida, el que más incidencia tiene en esta epidemia de cáncer es sin duda la alimentación llena de productos químicos sintetizados por esta industria para alargar la vida, dar sabores y texturas que enganche y que hagan vender mas sus productos, sin tener ningún recato en las consecuencias para la salud de quien los consume.
Desde el punto de vista de los animales es vital para evitar el absurdo maltrato y sufrimiento animal que reciben los animales de la industria convencional o de las granjas «fabrica» donde se les somete a condiciones en verdad deplorables: animales que viven toda su vida sin moverse, con luz 24 horas, alimentados con basura no apta a sus condiciones naturales, animales que terminan enfermos y son inyectados con antibióticos para que puedan vivir hasta que terminen su ciclo de engorde y puedan ser sacrificados de manera rentable.
Otro gran beneficiado de la agricultura orgánica es nuestro planeta. Con solo la eliminación de los productos de la industria química que están contaminando las fuentes de agua y la tierra entera de forma acelerada en la medida en que cada vez se crían más animales para consumo humano, se logra un beneficio de alta relevancia para nuestro agobiado planeta y para todas las criaturas que lo habitan y están en peligro por el maltrato que le estamos proporcionando.
Recordemos que el 18 % de la contaminación por CO2 se genera por la crianza intensiva de animales alimentados con sustancias que no son propias para ello.
De igual forma al cultivar orgánico, se potencia el micro cultivo y la rotación de siembras, lo que a su vez, ayuda a crear de nuevo biodiversidad y enriquece la tierra en si misma, dado que diferentes plantas aportan diferentes nutrientes a la capa terrestre en donde se siembran.
Es nuestro deber volver a conectar con la naturaleza de la tierra, con sus sabios procesos evolutivos que la han traído hasta este punto. Nuestra decisión de compra es un factor vital para que estos ciclos perversos se puedan reversar.
Solo si quienes consumimos exigimos que las cosas se hagan de acuerdo con las leyes de la naturaleza el mundo cambiará. Nuestro dinero es el principal agente de cambio. Si compramos solo productos ecológicos todo cambiará. Es el arma más potente que tenemos para dar la vuelta a este absurdo comportamiento que nos está matando prematuramente y que esta acabando con la tierra, su flora, su fauna y todas las criaturas que dependemos de ella.
Quiero agregar que consumir orgánico no es significa necesariamente que sea saludable. Es cierto que los productos ecológicos tienen mayores cualidades nutricionales pues han sido sembrados en suelos ricos en minerales y nutrientes, pero con el término orgánico se cada vez más manipulando la información. Al igual que el abuso de la palabra «natural» que se encuentra en tantos productos que no tienen nada de natural, el hecho de un producto procesado industrialmente lleve el sello de orgánico no significa que sea por si solo saludable.
Podemos tener una tarta llena de azúcar que contiene harina de trigo, huevos, leche, margarina y otros productos que bien pueden ser orgánicos pero no son saludables.
Por supuesto siempre orgánico es mejor, pero debemos recordar que los alimentos verdaderamente saludables son los que se encuentran en su estado integral, como la naturaleza nos los provee sin estar altamente procesados de forma industrial.
La gran industria esta utilizando ahora la palabra «orgánico» para vender haciendo creer al consumidor que el producto es saludable. No olvide tener esto en cuenta.