Dentro de los muchos procesos industriales que minan la capacidad de los alimentos para darnos nutrición y que se convierten en perjudiciales estos dos están en la lista de los que mayor daño hacen a los alimentos y a nuestra salud.
El procesamiento de los alimentos a altas temperaturas destruye enzimas y fito-nutrientes. Los procesos de homogenización y pasterización (elevación de la temperatura y enfriamiento súbito) destruyen tanto las bacterias dañinas como las buenas, y elementos naturales nutricionales muy valiosos.
Entre estos dos, el proceso de homogenización que se utiliza sobre todo con la leche es especialmente maligno para nuestra salud. La leche es un medio natural perfecto mediante el cual el mamífero recién nacido recibe lactoferrinas (proteínas) e inmunoglobinas (anticuerpos) por parte de su madre.
La naturaleza asegura con la leche la producción de muchas más proteínas de las que puedan ser necesarias para el crecimiento de este recién nacido. El sistema digestivo se encarga entonces de procesar estas proteínas y asimilar las que son necesarias.
El proceso de homogenizar la leche se lleva a cabo mediante la aplicación de filtros y presiones de hasta 2.800 kg/m2, con lo cual se rompen los glóbulos de grasa de la leche (liposomas) y se hacen hasta diez veces más pequeños que su tamaño natural (micronización). Estos glóbulos entonces se dispersan de manera más uniforme en la leche líquida. Los nuevos glóbulos incorporan ahora una porción de caseína (proteína de la leche) y de proteína del suero mayor que los originales.
La leche, que es un sistema de entrega de hormonas, con la homogenización puede traspasar los procesos digestivos e incorporarse a la sangre sin que sus proteínas hayan sido digeridas y descompuestas en sus respectivos aminoácidos, que son los que el cuerpo puede utilizar. Al pasar de manera directa, sin digerirse adecuadamente, la sangre recibe las hormonas de la leche y también las que se han inyectado durante la crianza de las vacas.
Un estudio de la universidad de Harvard liderado por el Dr. Davaasambuu identificó un claro vínculo entre el consumo de leche industrializada con el desarrollo de varios cáncer dependientes de las hormonas, como testículos, pecho y próstata.
Parte del problema se asocia a que en estas «fábricas de animales y leche» modernas se ordeña a las vacas hasta 300 días al año y aún en estado de gestación avanzado en el cual se encuentran hasta 33 veces más altos niveles de estrógenos.
Durante la homogenización también se rompe la enzima oxidasa xantina, la cual en su nuevo estado más pequeño puede entrar a la sangre haciendo que el cuerpo reaccione produciendo una capa de colesterol. Por supuesto, la ingesta diaria de leche trae como resultado serios problemas para las arterias.
Al recibir estas proteínas sin digerir en la sangre, nuestro cuerpo reacciona produciendo histaminas (moduladoras de las respuestas inmunes del cuerpo) y mucosidades, por lo que no es extraña la cantidad de reacciones alérgicas que produce la leche y la continua aparición de virus en esas mucosidades.
Por fortuna, cada vez más personas tienen información acerca de como la leche y sus derivados son caldo de cultivo para el crecimiento de virus de todo tipo. Se ha comprobado en miles de casos que si un niño afectado por continuas gripas o alergias elimina los lácteos, sus problemas se atenúan o desaparecen. Si es su caso o el de sus niños puede hacer la prueba eliminando de la dieta los productos lácteos por unas semanas y revisar los resultados. No habrá mejor argumento que una prueba como esa.
Según el Dr. Frank Oski cerca del 50% de los estadounidenses presentan algún tipo de reacción alérgica a la leche. Muchos de ellos terminan su vida sin saberlo, y lo increíble es que alrededor del 80% de las personas con problemas de sinusitis o rinitis alérgicas se curan con solo eliminar la leche de su dieta.
Dado que las proteínas de la leche se parecen bastante a las de los humanos, estas podrían ser el origen de enfermedades autoinmunes como diabetes y arterioesclerosis. En libro «el poder del alimento» se recopila valiosa información científica relativa a la incidencia de la leche en el cáncer y en otras enfermedades degenerativas.
Revise las etiquetas de los productos industrializados, si usted consume alimentos que han pasado por estos procesos, intente reemplazarlos por productos ecológicos crudos, tal y como se consumieron durante milenios hasta la llegada de estos nefastos procesos industriales que solo buscan alargar la «vida» de los productos para beneficio de la industria pero dejan alimentos «muertos», desnaturalizados y muy perjudiciales para la salud.
El secreto de la salud está en volver a la naturaleza de los alimentos que han sido creados por la evolución de milenios para garantizarnos una correcta nutrición.