Los alimentos de origen orgánico o ecológico constituyen un aporte excepcional tanto para nuestra salud como para la salud del planeta que habitamos. Cuando consumimos productos sin la carga tóxica de los químicos que utiliza la agricultura convencional estamos permitiendo que nuestro cuerpo funcione tal como ha sido diseñado por la naturaleza, sin tener que malgastar sus órganos y su energía en combatir sustancias tóxicas que terminan generando enfermedad. Los graves efectos de los pesticidas en nuestra salud están relacionados en el post http://bit.ly/1ivfiaA que le invito a leer con detenimiento pues afectan de forma directa a todos los seres humanos y a cada uno de los demás habitantes de este planeta. Cuando pensamos acerca de las amenazas para el medio ambiente, tendemos a imaginar fotos de automóviles y chimeneas de fábricas gigantes, pero nunca pensamos en comida.  Lo grave es que nuestra actual demanda de comida es uno de los mayores peligros para el planeta. La agricultura de hoy emite mas gases de efecto invernadero que todos los autos, trenes, camiones y aviones juntos. Principalmente de metano desprendido de las vacas y campos de arroz fertilizados artificialmente, de oxido nitroso de fincas fertilizadas y de dióxido de carbono derivado de la tala de selva tropical y de bosques para cultivar soja o para crianza de ganado. Para la agricultura se usa mayor cantidad de agua que para cualquier otra actividad y esta agua resulta el contaminante numero uno de los acuíferos al depositar allí su carga tóxica de pesticidas de la industria química. Mas allá de este enorme daño ecológico hay algo importante con respecto a los alimentos orgánicos que debe ser tomado en cuenta: su relación costo-beneficio para la salud en el largo plazo.Muchas personas argumentan que no consumen productos ecológicos por ser mas caros que los de la agricultura convencional, lo cual puede ser cierto si se mira desde una óptica de corto plazo. Es verdad que los vegetales cultivados de manera natural así como los animales que han sido criados libremente son más costosos. Es evidente que no puede costar lo mismo un pollo criado de forma natural que uno que ha sido alimentado con cereales transgénicos de bajo costo y  enjaulado para que no se mueva y engorde más rápido en atroces “fabricas” de carne barata. La revista National Geographic en su edición en inglés de Mayo de 2014 publica un impresionante reportaje con fotografías sobre este absurdo negocio que de manera atroz maltrata los animales desde su nacimiento hasta la muerte para producir carne mas de forma rápida y barata. Es importante considerar al momento de tomar una decisión de compra el costo futuro que va a tener la mala alimentación en nuestra salud. A veces aún sabiendo que la carga tóxica de pesticidas genera múltiples problemas de salud, consideramos más importante, comprar un automóvil nuevo, una casa más grande o el último artefacto tecnológico, antes que invertir dinero en comprar  verduras ecológicas o carne de animales que han pastado libremente y se han alimentado de forma natural. Es el paradigma de la alimentación de hoy. Parece como si todo fuera más importante que cuidar nuestra salud. ¿Cuanto nos puede costar ya no solo en términos de dinero, sino en calidad de vida contraer una enfermedad degenerativa que se puede prevenir con una saludable alimentación orgánica? ¿Cuánto cuesta el beneficio de evitarle a nuestras familias manejar personas enfermas durante largos periodos de tiempo? ¿Cuánto dinero de nuestro bolsillo podemos ahorrar si terminamos nuestra vida de manera natural sin enfermedades degenerativas? ¿Cuanto le podemos ahorrar a nuestros países en gastos de seguridad social evitando estas enfermedades? No se trata de afirmar que todas las enfermedades nacen del consumo de productos de la agricultura moderna, pero sí de saber que los pesticidas y la desnaturalización del alimento industrial contribuyen, en gran medida, en la gestación y en el crecimiento de múltiples de ellas. ¿Por qué no tomar un camino más seguro hacia la salud invirtiendo nuestro dinero en buenos alimentos ecológicos?, ¿No debería ser esta nuestra primera prioridad de gasto?. Alimentarnos bien es un seguro de vida, bien vale la pena empezar lo antes posible y cuestionar los hábitos que llevamos en contra de nuestra salud y de la tierra que habitamos. Nuestro cuerpo, la familia, el bolsillo, nuestro país y el planeta nos agradecerán que hagamos este esfuerzo Cuantas más personas demandemos productos orgánicos mas se desarrollará una agricultura sostenible que conserve esta tierra para las generaciones venideras y nos preserve la salud. Buscar e incentivar agricultores ecológicos locales es una excelente manera de abaratar los costos pues la cadena de distribución se acorta. Cuando compramos de forma directa a quien cultiva mejoramos ya no solo nuestra economía sino la de los agricultores que dedican su vida a este abnegado y riesgoso trabajo. Por fortuna en cada vez mas lugares en el mundo esta conexión se esta dando, los llamados “mercados de agricultor” (farmers market) donde los cultivadores se reúnen para vender de manera directa al consumidor sus productos crecieron a un ritmo del 74% durante los últimos 5 años en Estados Unidos. Cada uno de nosotros puede aportar algo importante. Aquí recuerdo aquel dicho: “pobre del que piensa que por hacer poco no hace nada”. Cada uno de nosotros puede cambiar el mundo. En nuestra decisión de compra está el factor de cambio.